Dolor crónico, la bestia negra invisible

Publicado en Público, 9-12-23. «¿Por qué a mí? Nadie más en mi familia está así. Hasta mi madre está mejor que yo». Marina, de 52 años, profesora de secundaria y madre de dos hijos, empezó con dolor en brazos y piernas hace diez años y, desde entonces, no ha hecho más que empeorar. «A veces, es tan fuerte que solo puedo tumbarme y rezar por que pase», nos dice.

Marina es una de los más de 9 millones de españoles que sufre dolor crónico, entendido como un dolor continuo que no cesa durante, al menos, tres meses –aunque puede mantenerse durante años–. Afecta a un 25,9% de la población entre 18 y 85 años –un 30,5% de las mujeres–, según el Barómetro del dolor crónico en España, un estudio del Observatorio del Dolor de la Universidad de Cádiz y la Fundación Grünenthal, publicado en 2023.

Por algo es el primer motivo de consulta en urgencias y copa el 50% de las visitas a atención primaria. Su intensidad, de media, es de 6,8 puntos sobre 10. Además, es causa de baja laboral en el 46% de los pacientes que trabajan.

«El dolor crónico es el elefante en la cocina que lo ocupa todo. Está en todas partes, en tus vacaciones, en tu trabajo, con tu familia, en tu vida cotidiana. Es algo que solo entiende quien lo padece«, señala a Público la doctora María Madariaga, anestesióloga y presidenta de la Sociedad Española del Dolor.

Marina lo ha probado todo. Fármacos antiinflamatorios, infiltraciones, fisioterapia. Y nada. Está dentro de ese 50% de pacientes de dolor crónico que, según datos de la Sociedad Española de Neurología, no responden a los tratamientos analgésicos. En el 27,1% de los casos de dolor crónico no hay pruebas sobre la causa que origina el sufrimiento

Pero, quizá, para ella lo peor es que nadie consigue identificar la causa de su sufrimiento, como les pasa al 27,1% de las personas con dolor crónico en nuestro país, según el Barómetro del dolor.

«Cuando has hecho todas las pruebas y no has encontrado nada, cuando la persona te dice que le duele todo, tanto, que está incapacitada para hacer vida normal, estás ante un dolor crónico primario o nociplástico, la bestia negra en el tratamiento del dolor», nos dice la doctora Madariaga.

Es primario, precisamente, porque no es secundario a una lesión identificable. «No hay evidencia de cómo se ha originado», recalca esta experta. «Seguimos buscando marcadores biológicos que nos digan qué está pasando y cómo tratarlo».

Eso «no quiere decir que el paciente tenga cuento. Todo lo contrario», recuerda a Público Martín Lorenzo Vargas, psiquiatra del dolor en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid.

«El dolor crónico es una enfermedad en sí misma», nos explica. Además, no viene sola. Aunque no ocurre siempre, «suele estar acompañada por trastornos del sueño, síndrome de sensibilización central, problemas digestivos como colon irritable, o síndrome de fatiga crónica», afirma. Y, como es lógico, muchos de los pacientes padecen también depresión y ansiedad.

Puedes leerlo en Publico.es