Informe Hermanos en acogimiento

Publicado por Aldeas Infantiles SOS en abril de 2023

En España, casi 50.000 niños, niñas y
adolescentes crecen separados de sus familias,
el 47 % en centros residenciales y el 53 % restante
en familias de acogida. De estos últimos, el 64 %
son acogimientos en familia extensa y el 36 % en
familia ajena, según datos oficiales del Boletín de
Datos Estadísticos de Medidas de Protección a la
Infancia de 2020.
Las circunstancias familiares que provocan el
desamparo del niño o niña y fuerzan su entrada
al sistema de protección a la infancia no son,
muchas veces, fáciles de digerir. Este momento
de separación aumenta su vulnerabilidad, les
genera inseguridad, daña su autoestima y puede
ir asociado al desarrollo de carencias afectivas y
pérdida del sentimiento de identidad. En estos
casos, poder seguir manteniendo el vínculo
que genera la convivencia y cercanía con
los hermanos es un apoyo fundamental para
superar el trauma de la separación de los padres,
reconstruir la confianza y la estabilidad emocional
y ayudar a la recuperación del niño o niña que ha
sido privado de atención familiar.
Tanto la Ley de Protección Jurídica del Menor
en España, como las Directrices sobre las
Modalidades Alternativas de Cuidado de los
Niños, aprobadas en 2009 por la Asamblea
General de las Naciones Unidas, establecen que
la acogida de niños y niñas en cuidado alternativo
debería considerarse como último recurso. Pero,
si se convierte en la única opción, deberá hacerse
con una cuidadosa evaluación, planificación y
monitorización, y eso incluye evitar la separación
de los hermanos en contra de su interés superior
y deseo. Por desgracia, muchas veces, esto no se
cumple. Separar a los hermanos en acogimiento
puede agravar la situación a la que se enfrentan
estos niños y niñas, generando una tensión que
haga que la recuperación resulte aún más difícil.
Por eso, Aldeas Infantiles SOS defiende el
derecho de los hermanos a permanecer juntos,
a menos que vaya en contra de su interés superior
y este es un principio de trabajo en sus hogares de
acogimiento residencial con carácter familiar. En
la actualidad, desde sus Programas de Protección
(Aldeas Infantiles SOS, Residencias de Jóvenes,
Programas de Primera Acogida y Valoración, y
Programas de Apoyo al Acogimiento Familiar), la
organización atiende en España a 1.324 niños,
niñas y adolescentes.

En el ámbito del sistema de protección global,
Aldeas Infantiles SOS reclama que se respete
el derecho de los hermanos a crecer juntos, y
reivindica el importante papel que las relaciones
fraternales desempeñan en la resiliencia y
recuperación emocional de los niños, niñas
y adolescentes que pasan por procesos de
acogimiento.
En palabras de Pedro Puig, presidente de Aldeas
Infantiles SOS, “sabemos lo importante que es
fomentar la relación entre el niño o niña y sus
padres, siempre y cuando esta sea favorable para
los primeros. Lo mismo ocurre con la relación entre
los hermanos. Una buena relación entre hermanos
es un recurso valioso para toda nuestra vida.
Debemos tener esto en mente e incluir el trabajo
con los hermanos en el concepto de la acogida,
poniéndolo al mismo nivel que el trabajo con los
padres. Porque esto revierte en el interés superior
de los niños, niñas y jóvenes”.
“Cuando se están buscando los lugares de destino
para el acogimiento de un niño o niña, tiene
que tenerse en consideración a los hermanos
y las relaciones entre ellos. La decisión sobre
la forma de atención debe estar basada en un
proceso participativo, donde se pide opinión y
se informa de las diferentes opciones a todos
los involucrados, con el fin de mantener juntos
a los hermanos, y de qué opciones hay para la
reintegración si estos se separan”, señalan los
autores del informe Porque somos hermanos
(Aldeas Infantiles SOS, 2012).
En este sentido, como expone el informe Los retos
del acogimiento residencial (Aldeas Infantiles
SOS, 2022), “nuestro país, en los últimos 40 años,
ha experimentado una importante transformación
en la atención a la infancia sin cuidado parental,
asumiendo un cambio de paradigma en los
modelos de provisión de cuidados y en la
comprensión de las necesidades de niños, niñas
y adolescentes. Se ha pasado del llamado modelo
tutelar, a uno de bienestar, en el que prima por
encima de cualquier decisión el denominado
“interés superior” de niñas y niños”.
Sin embargo, a pesar del interés del niño o la niña
y a pesar de las directrices legales, en la práctica,
la realidad es bien distinta y es frecuente que los
grupos de hermanos sean separados cuando
entran al sistema de protección. Las distintas
opciones de cuidado alternativo se caracterizan
por una falta de capacidad para acoger a grupos
de hermanos. No es fácil encontrar familias que
acojan a más de un niño o niña. Y es habitual
que, cuando se trata de un grupo numeroso de
hermanos, sea repartido entre las plazas sueltas
disponibles en distintos centros residenciales.
Por desgracia, no existen cifras oficiales sobre la
frecuencia con que esto se produce.
Aldeas Infantiles SOS apuesta por romper
con esta tendencia, aun cuando eso implique
renunciar a ciertos acogimientos. “Nuestro foco
son los niños y las niñas, y preservar su bienestar”,
recalca Gemma Galán, técnica especializada en
acogimiento en familia extensa en el Servicio de
Integración en Familia Extensa de Aldeas Infantiles
SOS en Cataluña. Por eso, “siempre evaluamos la
idoneidad de los grupos acogedores y ofrecemos
un seguimiento y acompañamiento de los niños y
niñas”.
“La mayoría de los centros de protección no están
preparados para acoger hermanos”, reconoce
Mario Ramos, director de la Aldea Infantil SOS
de San Lorenzo de El Escorial. La Aldea que
dirige dispone de 46 plazas en siete unidades de
convivencia o casas, que acogen a 6-7 niños y
niñas cada una. Son instalaciones que funcionan
como casas unifamiliares independientes –cada
una con su propia cocina, despensa y comedor–
dentro de un mismo recinto ajardinado con zonas
comunes. Cada casa cuenta con un equipo
educativo, de forma que siempre hay un adulto con
ellos. Están preparadas precisamente para que los
niños y niñas puedan convivir bajo el mismo techo
con sus hermanos de distintas edades, lo que
determina el sentido de pertenencia y fomenta
el concepto de “hogar”. En 2022, la Aldea de El
Escorial ha albergado a doce grupos de hermanos,
que conforman, más o menos, el 50 por ciento de
los niños y niñas de la Aldea.
Mohamed, el pequeño de cinco hermanos (20, 23,
25, 30, 32 años), entró con dos años en Aldeas
Infantiles SOS y sus hermanos se quedaron con
él hasta que fueron cumpliendo 18 años. “Entré
como bebé y para mí ellos son toda la familia que
tengo. A los que no tienen hermanos les cuesta
más adaptarse”, nos cuenta. “En unos momentos
en que no vas a poder relacionarte con tus padres,
viene súper bien tener familia. Si pasaba algo,
siempre nos defendíamos”, recuerda.
Como nos recuerda Mario Ramos, “los hermanos
son las relaciones más duraderas que vamos a
mantener a lo largo de la vida. Más que los padres,
que nos dejarán primero, más que cualquier
amigo o compañero. Por eso, anclar a la vida de
las personas su relación con los hermanos es una
garantía imprescindible”.

Informe completo aquí.